¡Hola! Tanto si has llegado aquí por casualidad como si sabes perfectamente a lo que vienes, estás invitado a leer el blog y comentar.
En este blog os encontrareis con algunos proyectos y relatos de un intento de escritora (una servidora), mi evolución como escritora, que espero sea positiva, y algunas cosas aleatorias de las que vea la necesidad de compartir.
Espero que os guste, y recordad que las opiniones sinceras se agradecen.

martes, 9 de octubre de 2012

Experimento escrito

Bueno, quisiera aclarar que esto es un post completamente sobre la marcha. Sin contemplaciones os echaré cualquier cosa que se me venga a la cabeza por los siguientes momentos. No sé cual será la siguiente palabra que escriba, ni si haré una reflexión, una historia o un chiste malo. O quizá me pase todo el post diciendo qué quiero hacer, quien sabe (yo seguro que no).

Empezaremos con una mañana de verano. Todas las historias que se tornan mal, empiezan las mañanas de verano, aunque acaben con tormentas más propias del crudo invierno.
Unos niños juegan en la calle, son cuatro. El mayor, de no más de diez años lleva un pequeño avión de juguete y da vueltas al rededor del más pequeño, que con su casco de soldado de juguete, hace como si disparase a los cazas de los niños que siguen al mayor. Sólo hay risas, ¿qué niño jugaría sin el propósito de liberar alguna sonrisa?
De repente, unas campanas suenan en el centro del pueblo. Los niños aprovechan las campanadas como sonido para los tanques y continúan con su juego, ¿cómo van a saber ellos que las campanadas a horas dispares siempre traen malas noticias?
No es hasta que sus padres los llevan a rastras al centro del pueblo, que se dan cuenta de que algo extraño pasa. Los amigos se separan unos de otros. Los dos hermanos, el mayor y uno de los medianos, intentan que la multitud, que cada vez es mayor, no los separe de su madre.
Al cabo de unos escasos tres minutos, las casi dos mil personas que viven en el pueblo, están reunidas en el centro de la plaza principal. Cuando han pasado un par de minutos más, las campanas dejan de sonar y el alcalde intenta hacerse escuchar por encima de los murmullos de impaciencia y miedo. Los dos niños hace rato que perdieron a su madre, y ahora simplemente intentan mantenerse juntos y evitar que la multitud los aplaste.
La voz del alcalde apenas llega a los adultos, ni mucho menos va a llegar a dos pequeños niños enlatados entre cientos de personas. Alguna palabra les llega, repetida a su alrededor en susurros furtivos.
Guerra, miedo, peligro, pero sobre todo, la palabra masacre, repetida como un salmo, en apenas un susurro de miedo. Pronto la multitud empieza a estar demasiado inquieta, se empieza a disolver, pero todo es demasiado rápido y la gente nerviosa se va atropellando y no mira a quien golpea. El mayor, intenta cubrir a su hermano pequeño, mientras se dirigen a su casa, o al menos a donde él cree que está su casa, ya que no puede orientarse realmente entre tanto alboroto.
De pronto nota que alguien le da la mano a él y coge en brazos a su hermano pequeño. Reconocen a su vecino, que los lleva hasta la puerta misma de su casa, donde se encuentra su madre, buscándolos por todas partes con mirada preocupada.
El resto del día fue un infierno, prisas y nerviosismos para empaquetar algunas pertenencias. Al día siguiente se fueron del pueblo.
No fue hasta mucho después que a los niños se les ocurrió preguntar si volverían a su casa, ante la negativa, preguntaron a sus padres el motivo. Ellos les dieron un único motivo: Deir Yassin
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Obviamente he corregido faltas y demás, pero no he cambiado nada de lo escrito. ¿Qué, os gusta el experimento? Porque a mi me ha encantado poder escribir sin pensar después de tanto tiempo. Nos leemos.
[También lo publicaré en mi tumblr. ]

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